Nos hemos adentrado en el apasionante mundo de la Neuroarquitectura, un reciente campo de estudio que busca detectar e identificar cómo nuestro cerebro se ve afectado por el espacio construido que nos rodea. Esto afecta directamente a los espacios laborales, porque el 90% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios edificados, ya sea domésticos, laborales o sociales.
Interioristas, diseñadores y arquitectos llevan décadas trabajando para que los entornos construidos sean espacios acogedores y placenteros. La arquitectura sensorial del siglo XX ya se preguntaba cómo la arquitectura podía afectar a nuestras capacidades cognitivas. Pero, ahora, la Neuroarquitectura da un paso más allá y buscar evidencias biológicas y anatómicas sobre cómo estos espacios pueden afectar a nuestro sistema nervioso y neuronal. En otra palabras, se trata de integrar la arquitectura simbolista y sensorial al campo de la neurociencia, con el fin de diseñar proyectos específicos guiados por la estructura cerebral de los usuarios.
Fuente: Limobel